El pasado 20 de diciembre de 2015 hubo elecciones generales en España. No fueron unas elecciones más, sino unos comicios que podrían calificarse como elecciones críticas, en tanto que supusieron realineamiento electoral al transformar la lógica de competencia ordinaria que existía desde 1982 hasta 2011.
Ese fenómeno fue posible porque en España en un corto período (2011-2015) los ciudadanos reconfiguraron sus preferencias políticas a raíz de una profunda crisis económica, social, política y territorial. En ese contexto los españoles empezaron a desconfiar de los partidos tradicionales (el Partido Popular, PP, y el Partido Socialista Obrero Español, PSOE) y dieron apoyo a nuevas formaciones cuya bandera era la regeneración del sistema político. Continuar leyendo…