Las elecciones presidenciales 2015 en Argentina, una visión kirchneristaValeria F. Falleti

En las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo en la Argentina el 25 de octubre de 2015 no se logró la diferencia esperada entre el primero y el segundo candidato, por lo que se tuvo que ir a una segunda vuelta (ballotage) entre los candidatos Daniel Scioli y Mauricio Macri. Desde estos primeros resultados, los humores en la sociedad argentina estaban muy divididos: unos festejaban sin parar entre globos y canciones de bailanta, y otros trasmitían mensajes de mucha desesperanza: “estoy desolado…”, “estoy deprimido…”, “una fosa que nos cavaron para todos…”. Desde aquel momento, la red social empezó a cobrar mucha vida con vistas a poder ganar el resultado del ballotage. Los mensajes de esperanza de los kirchneristas decían que “había que pelearla”, “vamos que llegamos…” y la idea principal que circulaba era “¿qué proyecto de país querés?”

Si bien las siguientes formas de pensar los proyectos de país pueden parecer estereotipadas, las figuras que se disputaban eran: “pensar al país como una empresa” o bien un Estado que lucha por la soberanía nacional e independencia y se acopla a un proyecto regional como el bolivariano.

Se pudo observar una fuerte campaña y militancia social desde diferentes lugares (las calles, las redes sociales, los debates abiertos en distintos espacios como las fábricas y los hospitales: “La salud mental en el ballotage”) con el objetivo de defender el proyecto del kirchnerismo. Se identificaron grupos de actores que también militan, que caminaban por las calles y hablaban con la gente. Uno de ellos, Leonardo Sbaraglia,[1] decía: “Luchamos por la Argentina, no por Scioli. Estamos movilizados por que sabemos lo que se viene…”. “Algunos dicen: es que no puedo comprar lo que yo quiero, no puedo comprar Iphone, no puedo comprar dólares. Y es legítimo. Pero esa gente tiene que ser consciente de que no está comprando su Iphone pero a lo mejor hay un tipo que está comiendo mejor, que ya no le duelen las tripas de hambre”. De esta manera, se alude a las políticas sociales inclusivas del gobierno de Néstor y Cristina.

Lo interesante es que se pudo observar una participación e involucramiento social que trascendía al partido y a sus militantes. Por esto se planteaba: “Luchamos por la Argentina, no por Scioli”.

Entre las distintas formas en que se llevó adelante la promoción de la opción kirchnerista una se llamó “Mi historia,” donde distintas personas relataban sus historias de vida durante los años noventa con el menemismo: las situaciones de desempleo, la hiperinflación, la falta de participación social y política, el desencanto, la crisis de 2001 con De La Rúa y de qué manera se pudo ir revirtiendo esa situación con la “década ganada” del kirchnerismo. Entre los mensajes se quería apelar a las vivencias y a los valores de las personas. Se trataba de relatos realmente muy emotivos. Alguien de aproximadamente 40 años decía: “… fueron los mejores 12 años que he vivido en la Argentina”. El principal miedo que se expresaba en este sector de la sociedad era una vuelta al neoliberalismo con la asunción de Mauricio Macri.

Ahora bien, a pesar de este clima de continuidad y esperanza no se desconoce un importante desgaste y hartazgo que vivía la otra mitad de la población del país. Así lo señala en un artículo Alejandro Grimson,[2] quien plantea que durante el 2011 Cristina Fernández de Kirchner asumió el poder con un 54 % de votos siendo éste un buen resultado con un riesgo de interpretación. Se trataba de un enorme porcentaje altamente heterogéneo, no formado por ciudadanos convencidos de todas y cada una de las medidas del oficialismo. Por lo que el periodista plantea que el kirchnerismo debió haber construido articulaciones para sus futuros éxitos electorales.

Otro problema que señala Grimson es que empieza a surgir un problema cuando la narrativa sobre los logros se distanció crecientemente de las percepciones sociales. Cuantos más problemas se generaban en la realidad económica, más se focalizó el gobierno en narrar lo logrado en esta década.

Un punto álgido es el relativo a los juicios políticos que se llevaron adelante contra los militares, quienes están en la cárcel. El caso más reconocido fue el de Jorge Rafael Videla quién murió en la cárcel. El fantasma de un retorno a pensamientos propios de la dictadura militar quedó plasmado en una Editorial del periódico La Nación, publicada al día siguiente de ganadas las elecciones por Mauricio Macri, el 23 de noviembre de 2015. Esta editorial se tituló “No más venganza”, aludiendo a los mencionados juicios. El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel en una carta a la Nación[3] sostiene que plantear los juicios como venganza es una ofensa al pueblo argentino, a su memoria y a las víctimas del terrorismo de Estado. En la misma Editorial se plantea que “la cultura de la venganza ha sido predicada en medios de difusión de Estado y en las escuelas.” A lo que Pérez Esquivel responde que la memoria es necesaria para iluminar el presente y que no vuelva nunca más el odio y el revanchismo, propios de los tiempos de oscurantismo que vivió la patria.

Los climas y sentires continúan divididos y probablemente seguirán así por mucho tiempo. Ante las medidas económicas que empieza a anunciar Mauricio Macri y también al darse a conocer el perfil de quienes ocuparán los puestos políticos en el gobierno entrante, las reacciones kirchneristas continúan con mucho malestar pero también con el compromiso y ganas de seguir “resistiendo con aguante”.

 

Notas

[1] http://exitoina.perfil.com/2015-11-19-370233-leonardo-sbaraglia-macri-es-un-lobo-con-piel-de-cordero/

[2] http://www.revistaanfibia.com/ensayo/la-pregunta-por-la-derrota-cultural/

[3] http://www.opsur.org.ar/blog/2015/11/23/carta-de-adolfo-perez-esquivel-a-la-nacion-2/

Valeria F. Falleti

Doctora en Ciencias Sociales con especialización en sociología por la FLACSO-México. Profesora e Investigadora del Departamento de Educación y Comunicación de la División en Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-X. Entre sus numerosas publicaciones destaca el libro "Movilización y protesta de las clases medias argentinas. Cacerolazo y asambleas barriales" (México: UAM-X, CEIICH-UNAM, CLACSO, 2012). Es miembro del Comité Editorial de la Revista Tramas.

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