Una izquierda que propone Vivir sabrosoMónica Velasco

Una izquierda que propone Vivir sabroso

El triunfo del político y economista Gustavo Petro el pasado domingo 19 de junio de 2022, después de una agitada jornada que incluyó dos vueltas electorales, ha sido considerado un hito en la historia nacional por tratarse de un candidato que representa a la izquierda. La avasalladora votación lo ubica como el candidato más votado en la historia nacional en los comicios con menor nivel de abstencionismo. Pese a ello, no la tuvo nada fácil el candidato electo[1] ni sus seguidores. Para tener una perspectiva de cómo Gustavo Petro logró ganar estas elecciones, en este artículo expongo tres razones: lo que jugó en contra de Petro, su contrincante en la arena política, y lo que jugó a su favor.

 

Lo que jugó en contra de Petro

Una de las principales fuerzas que tuvo en contra Gustavo Petro fue la estigmatización de su actividad política por haber sido guerrillero. Aunque hubo varios miembros de la guerrilla desmovilizada que se sumaron a la actividad política, el desprestigio fue encaminado hacia Gustavo Petro por su denuncia de la parapolítica.

A la llegada de Álvaro Uribe Vélez a la presidencia en el 2002, comenzó a construirse la narrativa del rechazo a las guerrillas. En el proceso de paz que hizo Uribe con las Autodefensas Unidas de Colombia AUC,[2] se implementó una estrategia mediática para producir en la gente mayor rechazo a la guerrilla que a los paramilitares, de manera que se abriera la posibilidad para firmar unos acuerdos de desmovilización con las AUC y se legitimara el ataque a la guerrilla. Se usó el término «grupo terrorista» tomado de los ataques del 11S para legitimar el ataque armado frontal.

Aunque el tiempo de duración de las guerrillas fue de 50 años, y de los paramilitares de 20, de acuerdo con los datos del Centro Nacional de Memoria Histórica, de las 1.982 masacres que hubo en Colombia durante el conflicto armado, 1.166 fueron ejecutadas por paramilitares, 343 por guerrillas, 295 por bandas delincuenciales y 178 por la fuerza pública.[3] Aun así, la opinión pública reprodujo la narrativa del enemigo interno. La estrategia mediática que construyó esa narrativa incluyó la divulgación de imágenes de graves atentados cometidos por bandas delincuenciales que fueron atribuidas a la guerrilla de las FARC como el caso del collar bomba.[4]

La abogada Alexandra García estudió los titulares de prensa durante el periodo presidencial de Uribe (2002-2010) y encontró que estaban enfocados en la idea de que la guerrilla era la principal y única causa de la violencia, mientras los crímenes cometidos por los paramilitares estaban redactados en voz pasiva y presunción, lo cual centraba la atención en la atrocidad del hecho pero no en los responsables.[5] Esta narrativa encontró un terreno abonado por la opinión pública con el antecedente de los fallidos diálogos de paz de El Caguán entre 1998 y 2002, cuando los representantes de la guerrilla de las FARC-EP no asistieron a la firma de los acuerdos, hecho que se leyó como una burla de la guerrilla al país.

Cuando ya estaba concretándose el proceso de paz con las AUC en el año 2005, Petro (entonces congresista) evidenció los nexos entre el gobierno nacional de Álvaro Uribe Vélez, y representantes de varios partidos políticos miembros del Congreso, con los grupos paramilitares. La «parapolítica», como se conoce al caso, se inició con un proceso de investigación judicial que condujo a la detención de decenas de políticos que siguen cumpliendo condenas. Aunque la gravedad de la parapolítica debería llamar a la indignación, la narrativa que se construyó en contra de la guerrilla sirvió más para la estigmatización del ejercicio político de Gustavo Petro.

Petro perteneció en su juventud al M-19, una guerrilla urbana de corte socialdemócrata que surgió en 1970. Hay que decir que el M-19 firmó un exitoso acuerdo de paz en 1989, crearon el partido político Alianza Democrática M-19 con magistrados y parlamentarios aliados políticos y tuvieron su primer escenario de participación en las elecciones para la conformación del equipo de asambleístas que redactó la nueva constitución. En ese entonces, el partido AD M-19 fue la fuerza política más votada[6] y, para las elecciones de congresistas en 1991, obtuvieron 454.467 votos, lo que les permitió hacerse con 9 escaños en el Senado y 13 en la Cámara de Representantes, es decir más del 20% en el Congreso. Desde entonces han participado de todos los espacios decisorios. Pese a esto, la narrativa de la guerrilla como enemigo interno se reforzó con la situación en Venezuela ya que, por la cercanía, Colombia ha sido el país de mayor recepción de migrantes, y en consecuencia, se afianzó el temor de convertirnos en Venezuela si se elegía a un candidato que perteneció a la guerrilla.

 

Su contrincante en la arena política

Rodolfo Hernández es un septuagenario ingeniero que fue alcalde de Bucaramanga, no ha tenido una trayectoria política reconocida, sí un desempeño como empresario. Nadie esperaba su llegada a segunda vuelta con un 28% del total de votos.

Con Hernández en la arena política, se debatieron dos opciones que, pese a anunciar un cambio y ser radicalmente opuestas, ambas representan el antisistema, por lo que los políticos tradicionales tuvieron que dividirse y acomodarse al bando que consideraron podría darles alguna ventaja.

Hernández recibió el respaldo del uribismo, la derecha y el nuevo liberalismo, mientras que Petro recibió el apoyo de los partidos de izquierda, buena parte de la bancada de centro y del partido liberal. Aunque Petro obtuvo el 40,33% en primera vuelta, los votos de los aliados no representaban un aumento considerable. Hernández, por su parte, obtuvo el 28,15% y tenía la posibilidad de sumar los votos de Federico Gutiérrez, el candidato del uribismo que quedó de tercero con el 23,92%, algo que en teoría le permitiría ganar la contienda.

Previo a la primera vuelta, Hernández logró posicionarse con una innovadora campaña en redes sociales que el algoritmo volvió tendencia por la novedad de ver a un señor de 77 años hacer vídeos de TikTok. Esto fue posible porque una buena parte de la población colombiana no cuenta con el tiempo necesario para hacer indagaciones juiciosas que desmientan fakenews, lo que hace que se queden con la inmediatez de un titular, un meme o un TikTok. Sin embargo, el mismo algoritmo que operó para hacerlo tendencia funcionó para desmontarlo, debido a que, entre primera y segunda vuelta, se publicaron videos en los que se veía al candidato en posiciones de revanchismo hacia las instituciones de justicia y las leyes mismas, graves abusos de poder e insultos hacia las mujeres, que pronto se hicieron virales. Como se trató de espacios análogos que no permitían la interacción con la gente, sino que solo transmitían información, no fue posible el debate público, al que además Hernández se mostró renuente.

Además, no hubo información política imparcial de los medios de comunicación oficiales y sus dueños se encargaron de atizar las rivalidades con portadas incendiarias en las que el uso de términos del tiempo de Uribe para referirse a uno de los candidatos confirmó el sesgo a la derecha. Eso sirvió para fomentar el descrédito del periodismo y, en su reemplazo, los medios informales, creadores de contenido (youtubers) y medios alternativos, tomaron la vocería en la promoción de escándalos, sin espacio para cuestionamientos sobre la pertinencia y viabilidad de las propuestas.

Lo que jugó en contra de Hernández y a favor de Petro fue que el discurso del primero estuvo encaminado a derrocar la corrupción pero, entre la información que corrió por redes, se difundió que Hernández enfrentaba varios procesos judiciales justamente por corrupción. Esto tuvo una incidencia internacional por dos razones; una porque con el gobierno del presidente Joe Biden, Estados Unidos está abanderando un discurso anticorrupción y, otra, porque uno de los problemas a los que Estados Unidos ha estado enfrentándose es la migración masiva. Los procesos judiciales contra Hernández fueron ampliamente difundidos, a los que se sumaron las investigaciones por bienes inmuebles que alcanzan el millón de dólares, comprados por la esposa del candidato Hernández en Miami.[7] Fue entonces que seis congresistas del partido de gobierno de Biden manifestaron su preocupación por las imputaciones del proceso penal en contra del candidato[8] en lo que consideraron un peligro para la democracia colombiana, lo cual podría desencadenar una insuficiente garantía de derechos constitucionales y un consecuente éxodo masivo.[9]

En medios digitales se popularizó la idea de un posible fraude electoral por la ausencia de veeduría internacional de las elecciones y la cancelación de la compra del software para el registro de votos. Es posible que eso hubiese prendido las alarmas e hiciera que ojos internacionales estuviesen puestos sobre este proceso electoral. Desde la coordinación de justicia electoral de la Misión de Observación Electoral (MOE), una plataforma de organizaciones de la sociedad civil, reconocieron esa sensación de certeza ante cualquier anuncio de fraude y eso condujo a una amplia veeduría ciudadana mediante testigos electorales voluntarios de cada partido.

 

Lo que jugó a su favor

Entre los diversos factores, hubo dos cosas que resultaron las más influyentes: la mala gestión del presidente Iván Duque, que enterró políticamente al uribismo, y la fuerte potencia de la abogada y líder ambiental Francia Márquez Mina, la fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro.

La incidencia que tuvo el estallido social del 2021 en las elecciones del 2022 es innegable, uno de los efectos de ese ciclo de protestas fue la renuncia paulatina y progresiva de varios miembros del gabinete presidencial, altos mandos de las fuerzas militares y funcionarios públicos aliados del partido de gobierno Centro Democrático, cuya cabeza es el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Aunque buena parte de los aliados se mantuvo posterior a las protestas, una tras otra, las maniobras desatinadas del presidente Iván Duque y su gabinete demostraban una falta de gobernabilidad que evidenció la incapacidad del gobierno para resolver los problemas internos. Mientras se destapaban escándalos de corrupción entre miembros del Congreso del partido Centro Democrático, los niveles de aprobación de la gestión de gobierno iban en caída vertiginosa, lo que condujo al desprestigio del que fuese por 20 años el partido político más influyente en la historia del país. Esto también hizo que la narrativa de la guerrilla como enemigo interno comenzara a perder vigencia por tratarse de un discurso anacrónico por el proceso de paz que se firmó en el 2016 y que ya no representaba el futuro.

Frente a ese gobierno debilitado, las juventudes que protestaron se convirtieron en un actor político que convocó solidaridades en amplias capas de la población, las cuales entendían la urgencia de detener el conflicto y frenar la corrupción. Dichas capas conectaron muy bien con el discurso de Francia Márquez Mina.

Francia Márquez es abogada, líder ambiental, activista y feminista afrocolombiana, cuyo protagonismo fue decisivo en las elecciones. Márquez nació en la vereda Yolombó, en el municipio de Suárez, en el departamento del Cauca; es necesario dar cuenta del detalle ya que se trata de una zona en la que se ha adelantado la mayor explotación minera del país. En 2009, cuando Márquez estaba en segundo semestre de derecho, instauró una acción de tutela (amparo) en contra de la empresa Anglo Gold Ashanti, se dirigió a la Alta Comisión de la ONU para los derechos humanos para denunciar a la minera, y también a la Corte Suprema de Justicia, hasta que la Corte Constitucional retiró los títulos mineros que la empresa tenía en la región. Desde ahí comenzó a hacerse visible su activismo.

En el 2014 fue desplazada de la región por amenazas de grupos paramilitares, lo que hizo más visible la protesta que encabezó para exigirle al gobierno nacional la protección del territorio y de sus habitantes frente a los daños causados por la minería. Por su activismo ambiental, en abril de 2018 se le otorgó el premio Goldman Environmental Prize, considerado el nobel ambiental. A esto se le sumó su trayectoria como líder social, que la ubicó en la arena política en el partido Pacto Histórico. Así pues, inició una campaña austera que se valió al comienzo de los apoyos comunitarios. Con el paso de los días ganó protagonismo en el partido por la fuerza de su discurso y ocupó el segundo lugar en las votaciones de consulta de su partido, con una votación que incluso superó a los tradicionales clanes políticos del país.

El discurso de Francia Márquez es potente porque involucra la identidad afrocolombiana, la protección ambiental y el activismo feminista. En virtud de su origen, ella se incluye entre «los nadie» como los menciona el escritor Eduardo Galeano,[10] con quienes ha llevado toda su acción colectiva y eso, en el cuarto país más desigual de Suramérica, tuvo mucho eco entre quienes consideraron estar en la misma situación o empatizaron con otros. A su vez, convocó la fuerza de las juventudes y pudo vincular rápidamente con la movilización social dada su actividad como líder comunitaria, igualmente, su discurso posicionó los colectivos LGBTTTIQ+ en el debate público y fue exitosa su convocatoria al voto de las mujeres; muy oportuno como rechazo a la misoginia del contrincante Hernández.

Su ancestralidad afro le habla al país sobre una realidad de despojo y pobreza histórica a causa del racismo estructural, que evidencia el daño ambiental y social que traen las economías extractivistas y la actitud política, por eso reclama su derecho a «Vivir Sabroso» que, lejos de la dionisiaca idea de placer, resulta ser una estrategia que las comunidades del pacífico colombiano hicieron en el 2002 para resistir al dolor por las masacres, poder vivir con libertad y sin miedo, y mediar su derecho a la felicidad.[11] Aunque su presencia irrumpe en el escenario político caracterizado por una blanquitud masculina preponderante, muy pronto el «Vivir Sabroso» se convirtió en slogan de campaña, el cual involucró un sentido comunitario de familia extendida, propio de las culturas del pacífico, heredado mediante el «Soy porque somos»; una manera de entender las relaciones desde los saberes de la filosofía Ubuntu del pueblo sudafricano.

Francia Márquez representa además a las comunidades olvidadas y a las más afectadas por el conflicto armado. Por eso el mapa de votación de las elecciones coincide con el mapa del plebiscito por la paz del 2016, siendo los votantes del Pacto Histórico los mismos que votaron sí a la paz. Ahí estaban los votos de las comunidades indígenas, campesinas y afrocolombianas ya que, de alguna manera, apoyar a Francia Márquez era una segunda oportunidad que se le daba a la paz, la cual ya se tenía como causa perdida, y eso permitió que conectara con lo que algunos llaman «la Colombia profunda», con la academia y ganar unos votos que se creían más de centro. Por primera vez en unas elecciones, la figura de la vicepresidencia ha sido tan relevante. Más allá del desempeño del electo Gustavo Petro, y reconociendo su amplia trayectoria política, su triunfo se debió en buena medida a los millones de votos que movió el discurso de la posibilidad de que «los nadie» puedan «vivir sabroso».

 

[1] Gustavo Petro tomará posesión del cargo el 7 de agosto de 2022.

[2] Grupo armado ilegal también llamado «paramilitar» por su apoyo a la fuerza pública en el combate contra las guerrillas.

[3] https://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/basesDatos.html

[4] https://archivo.lasillavacia.com/polimuseo/48118

[5] En el capítulo “Sobre la gramática de la muerte” del trabajo de grado, la abogada Alexandra García muestra las imágenes de los titulares de prensa que estudió durante todo el periodo del conflicto armado. https://laperorata.wordpress.com/2016/10/10/de-por-que-odiamos-a-las-farc-y-no-tanto-a-los-paras/

[6] https://elpais.com/diario/1990/12/10/internacional/660783610_850215.html

[7] https://cuestionpublica.com/esposa-de-rodolfo-hernandez-compro-inmuebles-en-ee-uu-por-casi-1-millon-usd-en-medio-de-licitacion-de-vitalogic/

[8] https://www.elespectador.com/politica/elecciones-colombia-2022/congreso-de-estados-unidos-muestra-preocupacion-por-procesos-contra-rodolfo-hernandez/

[9] https://www.scribd.com/document/578722745/Colombia-Letter-Spanish

[10] https://www.poeticous.com/eduardo-galeano/los-nadies?locale=es

[11] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/jaime-arocha/universalismo-alternativo/?fbclid=IwAR1l4VXQWrzfu874ZpfnnDD5DcZF9KF92gd8w5Z8fCVE9ar4VJVAoUJzCxk

Mónica Velasco

Mónica Velasco es Antropóloga, Mtra. en Sociología y actualmente cursa el Doctorado en Ciencias Políticas de la UNAM. Sus áreas de investigación son: acción colectiva, movimientos sociales, movimientos de mujeres y movilización legal.

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