Enrique Peña Nieto tomó posesión de la presidencia de México el 1 de diciembre de 2012. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) recuperaba así la Presidencia de la República de manos de los dos únicos presidentes surgidos de la oposición, Vicente Fox y Felipe Calderón. Estos dos gobernantes, del Partido Acción Nacional (PAN), habían dejado intactas las principales bases del viejo régimen y con ello limitaron los alcances de la democratización en curso.
La lucha contra el crimen organizado que el presidente Calderón había escalado desde el 2006, dejó unos 70 mil muertos, centenas de miles de desplazados y numerosas violaciones de los derechos humanos. Todo lo cual pavimentó el camino de regreso del PRI, que en todo caso había conservado la mayoría de las gobernaciones y alcaldías, más una considerable bancada legislativa.
Peña Nieto proyectaba la imagen de un líder joven (acaba de cumplir 49 años) y con capacidad de llegar a acuerdos con una oposición renuente a negociar. Durante 2013 y al amparo del Pacto por México (un acuerdo entre los partidos mayoritarios en el Congreso) se aprobaron reformas de importancia en materia educativa, energética, política, de telecomunicaciones y otras. Algunas requirieron cambios en la Constitución, que fueron procesados en tiempo récord y con la necesaria aprobación de los congresos de los estados. Gracias a este audaz impulso reformista, Peña alcanzó un notable reconocimiento internacional. Continuar leyendo…