En enero de 2020, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rechazó la posibilidad de reunirse con las y los representantes de una marcha liderada por familiares de personas asesinadas y desaparecidas. “No los voy a recibir […] para no hacer un show, un espectáculo. No me gusta ese manejo propagandístico […]. Tengo que cuidar la investidura presidencial (Gobierno de México, 2020a). “El dolor no es un show”, gritaron en respuesta al día siguiente cientos de familiares de víctimas mientras llegaban a la capital del país luego de caminar durante dos días desde de Morelos (Ureste, 2020). Después, el presidente aseguró que algunas de las personas manifestantes padecían “amnesia” y que habían callado “como momias” frente a la corrupción de las administraciones anteriores (Gobierno de México, 2020b). Continuar leyendo…
Generalmente, las elecciones en Guatemala se caracterizaban por escoger al candidato “menos peor” entre las opciones que los partidos presentaban cada cuatro años y en cada proceso electoral se asistía a las urnas con la decepción del gobierno de turno. Este año las elecciones tomaron un rumbo diferente: uno en el que los guatemaltecos sintieron la esperanza de un cambio, con la novedad de que, aparte de los eternos candidatos de siempre, también había una variedad de candidatos académicos y con carrera diplomática, afines a sectores como el de mujeres, indígenas, de jóvenes. Continuar leyendo…
Protestas en Costa Rica: ¿repliegue de la movilización social o retorno a la “normalidad” prepandémica?
Equipo del proyecto PROTESTAS:[2]
Sofía Cortés Sequeira
Roberto Sánchez Moreno
Stuart Chavarría Chinchilla
Ronald Sáenz Leandro (coordinador)
En Costa Rica, el primer año y medio desde la llegada del COVID-19 se caracterizó por un contexto idóneo para la profundización de las tendencias de descontento social y la emergencia de repertorios confrontativos. No obstante, el último año de la movilización social se encuentra marcado por un discurso de “retorno a la normalidad” prepandémica. Continuar leyendo…
El momento sociopolítico intenso, dramático e incierto que atraviesa Bolivia y que cobró ya varias víctimas mortales, centenares de heridos, la ciudad de La Paz cercada y desabastecida, el fantasma de una guerra civil y unas nuevas elecciones a las puertas, configura un escenario ciertamente complejo que se desató al día siguiente de las pasadas elecciones el 20 de octubre y que se vino agudizando desde el pasado 10 de noviembre, luego que un informe de auditoría por la OEA[1] confirmaba grandes irregularidades en el proceso electoral. Ante un desborde ya incontrolable del descontento social, desde el Chapare cochabambino Evo Morales y Álvaro García Linera anunciaban públicamente su renuncia antes de abandonar el país hacia su autoexilio en México.
Indignarse no basta (2). Exploración empírica de la relación entre percepción de injusticia y protesta
La base de datos seleccionada para el presente estudio es el Latinobarómetro, del que se ha utilizado una base combinada de 18 países de América Latina en el año 2015 (el instrumento se consideró adecuado por no tener valores perdidos elevados y posibilitar el análisis regional del que se habló en la introducción). Continuar leyendo…
Entre las muchas aristas que permiten analizar el estallido social de estos días se encuentra el papel que han jugado las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, rol que al parecer el Ejecutivo ha desatendido significativamente. La relación entre ejercicio del poder y las tecnologías puede ser leído al menos en dos direcciones. Por una parte, respecto de los registros que va dejando la propia acción del poder político, en este caso, el gobierno de Sebastián Piñera frente a la crisis. Por otra, en relación con cómo ese ejercicio político gubernamental es observado, registrado y replicado por la propia ciudadanía. Continuar leyendo…
Fenómenos como las protestas populares contra los gobiernos del Magreb y el Máshrek a finales de 2010, el movimiento de los indignados en España en 2011 y Occupy Wall Street el mismo año, contribuyeron hace casi una década a reposicionar a los agravios en la agenda de discusión de las causas de la acción colectiva.[i] A partir de ello, los medios internacionales de comunicación masiva han conformado una retórica en la que los actos de protesta pública parecieran hallar la explicación de su origen en estados de efervescencia y saturación de emociones y percepciones de injusticia. Continuar leyendo…
El control de la violencia y la delincuencia es una atribución predominantemente del Estado. Sin embargo, ello no imposibilita que actores sociales diversos puedan organizarse para intervenir, impulsar, e implementar mecanismos orientados a controlarlas.
Las condiciones de violencia e inseguridad en México han provocado acciones colectivas, como manifestaciones en las calles y la formación de organizaciones que intentan promover el debate y ejecutar acciones que resuelvan el problema. Bajo este panorama, este texto hace una presentación sintética de los estudios sobre la acción colectiva orientada al control de la violencia y la delincuencia.
La organización de actores colectivos no ha desembocado en todos los casos en una perspectiva de seguridad ciudadana (Carrillo, 2007; Dammert, 2010). Sin embargo, la percepción y victimización de la violencia y el delito han provocado movilizaciones, formas de organización y cohesión en distintos grupos, así como interpretaciones, disputas y debates sobre qué hacer frente a estos problemas. Continuar leyendo…