El sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) será recordado por las decenas de miles de víctimas que causó la violencia criminal en el marco de la “guerra” contra el narcotráfico, minimizadas por el discurso oficial como “daños colaterales.”
Tras la muerte[1] de Juan Francisco Sicilia Ortega, su padre, el poeta y periodista Javier Sicilia, llegó a encabezar protestas que cuestionaron la estrategia de seguridad del gobierno federal: el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), que agrupó y representó la voz de las víctimas de la violencia criminal que la retórica oficial había escondido desde 2006.
Entre la pluralidad de resultados que tuvieron las acciones del MPJD —el más importante, según los activistas, fue visibilizar a las víctimas que el gobierno había insistido en ocultar (Gordillo, 2015, p. 132-133)— debe considerarse la promulgación de la Ley General de Víctimas (LGV, Diario Oficial de la Federación, 9 de enero de 2013). Continuar leyendo…