Antes de iniciarse la contienda presidencial de 2016 en Estados Unidos, Hillary Clinton y su equipo sabían que habrían de emprender una campaña cuesta arriba. En los últimos 65 años, solamente en una ocasión se ha elegido en ese país a candidatos del mismo partido para ocupar tres periodos consecutivos la Casa Blanca. Aunque, después de dos periodos considerablemente exitosos, el presidente demócrata Barack Obama gozaba de una aprobación alta para estos tiempos, lo más probable era que los votantes optaran por la alternancia, y eligieran al candidato republicano si, quienquiera que fuera, lograba que el tema principal de la disputa fuera el cambio. Además, ella había acumulado muchas animadversiones, como le ocurre a cualquier estadounidense que permanece entre la élite política mucho tiempo, y ella y su esposo, el ex presidente Bill Clinton, habían sido grandes figuras durante 35 años.