Hace un poco más de dos meses, en esta misma plataforma y cuando el momentum pertenecía a la oposición, hacía la siguiente reflexión:
¿Hay realmente coordinación en torno a los objetivos de las protestas? Desde el liderazgo opositor se apuntan como objetivos el reconocimiento de la asamblea nacional, establecimiento de un cronograma electoral, liberación de presos políticos y apertura de la ayuda humanitaria ¿Son compartidos estos por las personas que protestan? ¿Qué reformulación sobre los objetivos involucra el reciente llamado a una Asamblea Nacional Constituyente realizado por Maduro? […] Aunque se observa mucha más coordinación, este es un problema del que no está absuelta la movilización. Toda acción colectiva contenciosa se enfrenta a retos como conseguir coordinación en torno a un objetivo común, sobre las estrategias y recursos para conseguirlos y en torno a la articulación y organización […] Algo que permea en esto, es lo que señalaba Margarita López Maya en 2004 sobre las que, a su criterio, eran las fallas de la oposición: subestimación del adversario, sobreestimación de las propias fuerzas y diagnóstico de la situación. ¿Ha superado la oposición estas deficiencias?
– La pregunta sin escape: ¿qué pasa en Venezuela?
En defensa de la(s) oposición(es)
Hoy, cuando estos cuestionamientos están más extendidos, es necesario una defensa. En primer lugar, son normales los altibajos en las resistencias sostenidas; si la sociedad venezolana no se ha derrotado, y lo demostró el 16J, no lo hará por el 30J, menos aun si se tienen en cuenta las recientes denuncias acerca de manipulación de los resultados electorales (incluso por la empresa que se encarga de la totalización técnica). Aunque hay mucha frustración, y se han cometido errores, no hay que olvidar que el principal culpable de esta crisis es el Estado-PSUV, no los que de una u otra forma tratan de resistir. Como siempre recuerda mi amigo Chaguaceda, es un deber tener siempre conciencia de las dificultades que representa oponerse políticamente a una maquinaria como la desplegada por el Estado-PSUV.
A pesar de todo, la oposición ha madurado muchísimo y ha logrado muchas cosas; siempre será más fácil criticar con las manos limpias al político que debe ensuciárselas. De cualquier modo, en tanto que la oposición representa una multiplicidad de actores e ideologías, de hecho es sano que existan cuestionamientos y que, incluso, la sede del parlamento se aproveche para dirimirlos. Hay que dejarle al PSUV el fetichismo por la unidad.
Una de las cosas que resaltaba de la oposición al momento de escribir esa entrada era que el repertorio de protesta empleado se distinguía de lo plasmado entre 2001 y 2003 y en 2014. Las manifestaciones de violencia en las protestas eran minoritarias y no podían ser adjudicadas a un discurso opositor que se enfocaba en el término de resistencia pacífica. Después de la consulta opositora del 16J no se puede decir que el retorno de las barricadas, muchas veces con despliegue violento, haya sido responsabilidad directa de los líderes opositores. Pero llamados a “calle sin retorno,” “hora 0,” entre otros, junto con las divisiones expresas que causaron a lo interno, dieron incentivos para un repertorio que incluso parecía estar castigando la “pasividad” de otros sectores de la MUD.
La importancia del retorno del discurso de la resistencia pacífica
Ese 16J, la oposición venezolana llevó a cabo una consulta popular para preguntar acerca del posicionamiento de la ciudadanía sobre de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) convocada por Nicolás Maduro, el respaldo a la constitución de 1999, el llamado a elecciones generales y la conformación un gobierno de “unión nacional.” Se trató de una movida interesante y acertada en tanto que apelaba a esa fibra democrático-electoral del pueblo venezolano (reforzada por Chávez[1]), evitaba repertorios violentos de protestas y se alejaba de estrategias opositoras poco exitosas de años anteriores (2001-2003 y 2014). Así como representaba hacer el referendo consultivo sobre la ANC que no se hizo desde el Estado-PSUV.
El problema es que, luego del 16J, se desplegó un repertorio de protesta que se aleja de lo que había demostrado la oposición en esta coyuntura y se acercó a los performances de 2014. No resulta alocado pensar que el resultado se pretendió tratar a lo interno como un respaldo para reorganización de fuerzas. De hecho, como primer indicio del resurgimiento de conflictos internos, se ofreció una rueda de prensa presentando el llamado “acuerdo de gobernabilidad” en el que la MUD, por fin y en voz no de Guevara sino de Ramos Allup, expuso una serie de propuestas concretas en torno a la crisis (algo que siempre se le ha pedido, pero que no pareció contar con el acuerdo de las partes radicales dentro de la oposición dado que no se aclaraba cómo ni cuándo salía Maduro).
El éxito del primer mes de protestas se debió, en parte, al uso de la resistencia pacífica y ese término cayó en progresivo, y preocupante, desuso. Con ese discurso se garantizó participación masiva, unitaria, puentes con otros sectores políticos y divisiones dentro del chavismo y es lo que se necesita ahora.
Los sospechosos resultados del 30J
La elección de constituyentes del domingo 30 de Julio marca un punto de inflexión en la coyuntura. 16 muertes y 8 millones son las cifras que más resonaron los días posteriores a la consulta. Con la nueva detención de López y Ledezma, empieza la anunciada contraofensiva por parte del Estado-PSUV, la cual se pretende legitimar en los resultados de la consulta y que ya se ha admitido que involucra “voltear” al congreso y a la fiscalía para “limpiarlos” de opositores.
Estos últimos afirman fraude y el chavismo se muestra victorioso. En este sentido, considero que existen muchas razones para dudar de la veracidad de la cifra y que, de ser real, tampoco es correcto asumir que 8 millones de personas apoyan a Maduro y al PSUV (aunque en la práctica sirva para eso).
Un poder electoral controlado por el PSUV, la ausencia de observación internacional, prohibirle a la prensa acercarse a los centros de votación, las escasas oportunidades para una auditoría independiente, el uso de voto múltiple, el comportamiento del voto chavista en las últimas elecciones y las encuestas que se manejan sobre la popularidad de Maduro y de la ANC, son algunas de esas razones para al menos dudar de los 8 millones. Más aún, el pronunciamiento de uno de los rectores del CNE, un ex ministro de Chávez y el comunicado de la empresa que hizo la totalización de votos denunciando manipulación, alimentan la duda.
En todo caso, incluso si aceptamos que votaron 8 millones de personas, esto no significa automáticamente apoyo a Maduro o al PSUV. Primero, al ser una elección convocada por el CNE, hay más espacio para incluir a los llamados ninis (no identificados con uno u otro bando) e incluso a opositores. Segundo, fue brutal la coerción sobre los trabajadores públicos para obligarlos a votar. Tercero, no hay que descartar el atractivo de la arepa que dieron una vez realizabas el voto y, cuarto, parece que, ya en la jornada, los números subieron al desalentar el voto por la burocracia de siempre y tolerar la elección por algunos candidatos del chavismo “de abajo” (que de todas maneras quedará subrepresentado). ¿Apoyan los que votaron, sean cuantos sean, la pretendida contraofensiva del Estado? ¿Acaso importará?
No, Nico. El juego sigue trancado
Desde el inicio, Maduro indicó que La ANC era la movida con la que destrancaba el juego. Las oposiciones y las resistencias deben concentrarse, por ahora, no en ganarlo sino en demostrar que el juego sigue trancado. Y, aunque, en lo inmediato del resultado electoral, parecía que el momentum pasaba al chavismo, mientras escribo esta nota han acontecido eventos que demuestran que el juego no se ha acabado y que apenas comienza: denuncias de manipulación de resultados electorales por parte de un ex rector del CNE, uno de los rectores actuales, un ex ministro chavista, el partido PPT (que había sido re-cooptado por el gobierno), una bancada de tres diputados chavistas que se unieron al rechazo de la constituyente y, como se dijo, la propia empresa que se encarga de las máquinas de totalización. Además del riesgo de enfrentamientos este viernes 4 de agosto en los alrededores del Palacio Legislativo por la instalación de la ANC.
A mi gusto, la oposición malinterpretó las cifras del 16J al recurrir a paros y trancas (3 de cada 5 venezolanos rechazan este repertorio). Si la ANC sirve para por fin eliminar el actual parlamento y la fiscalía, como ya se ha anunciado, también el Estado-PSUV entraría en una peligrosa «malinterpretación»; el pretendido destranque del juego profundizará la crisis y hasta puede servir para de nuevo unificar a una resistencia que se estaba difuminando. De nuevo, en esto será clave la vuelta a discursos y repertorios del primer mes de protestas porque son los que mejor garantizan participación masiva en las calles y agudizar las ya importantes divisiones en el chavismo (entre otras cosas, porque la represión se vuelve más costosa y visible).
Elecciones regionales sí, pero con garantías
Aunque hay razones para asumir que los pasos que involucran a la ANC se llevarán a cabo sin problemas, hay que reconocer que hay brechas entre instauración, deliberación, decisión e implementación. Cada una de esas brechas representa una oportunidad para que el Estado-PSUV reafirme su bota, pero también una de contención, resistencia y de agudización de diferencias, no solo dentro de la oposición, sino también entre quienes se identifican con el chavismo.
No obstante, al observar lo que ha pasado en torno al renovado llamado a elecciones regionales, parece ser un momento en donde afloran más las divisiones en la oposición (Ramos Allup ya anunció que AD participaría y muchos consideran que al hacerlo se legitima a un CNE fraudulento).
Siguiendo un comentario de Luis Gómez Calcaño, la intención del Estado-PSUV es aprovechar la situación irregular con el CNE, junto con las denuncias de fraude, para dividir a la oposición en torno a su participación. Prueba de ello son las recientes declaraciones de Diosdado Cabello en las que afirma que es contradictorio que se denuncie fraude y participar en las regionales. Ese justamente es el postulado que el PSUV quiere instaurar y ya hay muchos opositores que lo están apropiando. Quisiera ser enfático en esto: no es contradictorio denunciar fraude y participar en las regionales, pero hay que asegurar que existan garantías y la oposición tiene herramientas para exigirlas.
A la gente que resiste en Venezuela, que probablemente tiene más razones de frustración que yo, protegido por la frialdad y comodidad de la distancia, le diría que no hay que confundir respuesta contundente con trancazo y barricada. Puedes ser contundente sin abandonar espacios como las elecciones regionales. Eso sí, presionando para un arbitraje imparcial.
La ANC no es una solución: todavía no hay que descartar escenarios
Mucha gente ve la ANC como una oportunidad para encontrar soluciones a los problemas del país y una parte de la comunidad internacional lo ve así. Lo que se ignora es que la propuesta busca “limpiar” de opositores al congreso y a la fiscalía general de la república (uno de los principales pilares de resistencia en la coyuntura y que obligó al Estado-PSUV a recurrir a tribunales militares para juzgar civiles, por ejemplo).
Entre 2001 y 2003 se dio una coyuntura de crisis que terminó reforzando al chavismo. Hay que reconocer que lo mismo puede pasar esta vez. Sin embargo, creo que todavía no hay que descartar otros escenarios en tanto que las condiciones son diferentes. Nuevamente, en la definición de los escenarios debe incluirse la importancia del contexto internacional con las recientes sanciones y el hecho de que el chavismo mantiene control de la fuerza pública y de las Fuerzas Armadas. Lamentablemente, esto apenas comienza.
Notas
[1] En este punto, quisiera destacar algo que no se menciona suficientemente. Resulta interesante que esta coyuntura se defina por la oposición de la constitución de 1999 a la que pretende imponer Maduro. Más aún, la imagen de la portada de la primera ha sido protagonista en las protestas; ha sido estandarte de los llamados escuderos. Supongo que no todo lo que impulsó Chávez fue malo, ¿o sí?
Muy buen artículo.
Carlos, muy bueno tu análisis. Clarifica aspectos relevantes de este «corto período», vertiginosos últimos 4 meses. Se confundieron los objetivos posibles, cuando se plantea la peligrosa dicotomía «todo o nada», corres un gran riesgo y es el de quedar sin nada, esto no es absoluto, pero habrá que recomponer muchos huesos para seguir esta larga marcha.
Gracias, Héctor. Incluso creo que quienes plantearon el asunto «todo o nada» no se dan cuenta de las cosas que sí se lograron en estos meses de protesta. A pesar incluso de la «contraofensiva» del PSUV
Carlos, para reírnos un poco, si se puede. ¿Cuando dices «la oposición ha madurado muchísimo», ¿es un mensaje subliminal? Madurar cuando gobierna Maduro, no sé si sea un buen síntoma de la oposición, pero sí me recuerda aquella frase: «ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica».
Encontrar espacios de risa también es resistencia, Daniela. Gracias por tu comentario. Y sí, quizás en este contexto que la oposición Madure no es tan deseable
Estimado Carlos Torrealba, la Revista Mexicana de Sociología necesita ponerse en contacto con usted para una invitación formal, para la elaboración de un texto «Tema de Coyuntura».
¿Seria tan amable de escribirnos al correo de la misma? =