La democracia no vendrá de Palacio

La democracia no vendrá de Palacio

Hoy México atraviesa una de sus peores crisis políticas, sociales, económicas e incluso culturales. El país sangra y llora las muertes de miles y miles de personas atrapadas en una absurda y trágica guerra iniciada por el ex presidente Felipe Calderón y continuada por el actual presidente Enrique Peña Nieto. Hoy el México de ayer, ese país que pudo haber albergado algunas esperanzas de paz, mayor igualdad, crecimiento económico y una justa distribución de la riqueza, reconocimiento de la pluralidad y diversidad, así como la protección, promoción y defensa de los derechos humanos, está padeciendo la terrible, inexplicable y pasmosa incapacidad e insensibilidad de sus gobernantes.

El México de hoy, que será el México del mañana, si nos dejan, está sangrando y padeciendo una criminalidad que ha alcanzado, ya, niveles de deshumanidad nunca antes vistos, y sólo comparables a los más nefastos, ignominiosos y cruentos acontecimientos y episodios experimentados en los genocidios. Hemos tocado fondo; el país entero se nos desgrana. Continuar leyendo…

El movimiento estudiantil contraataca

El movimiento estudiantil contraataca

El reconocimiento de derechos ciudadanos y su protección por parte de los Estados son resultado de procesos prolongados de lucha y negociación entre grupos que quieren que esos derechos sean amparados y grupos que se oponen a ello. La creación y sostenimiento de instituciones encargadas de proteger derechos es costosa, pero habilita y empodera a grupos sociales frente a abusos de las autoridades, subvierte la estratificación y diferenciación sociales porque nivela en cuanto a derechos a los desiguales en otros aspectos, provee de defensas a grupos vulnerables y anula los estereotipos en los que se basa la discriminación. Aún cuando garantizar los derechos de los gobernados no implique erogaciones gravosas, impone limitaciones a la arbitrariedad de la autoridad y la obligación de trasparentar su quehacer, rendir cuentas y de actuar responsablemente. Por eso los gobernantes se resisten a reconocer y proteger los derechos de los gobernados. Por eso las violaciones a esos derechos deben ser castigados de manera pronta y efectiva, tomar medidas para evitar la repetición y reparar el daño provocado. Continuar leyendo…