El momento sociopolítico intenso, dramático e incierto que atraviesa Bolivia y que cobró ya varias víctimas mortales, centenares de heridos, la ciudad de La Paz cercada y desabastecida, el fantasma de una guerra civil y unas nuevas elecciones a las puertas, configura un escenario ciertamente complejo que se desató al día siguiente de las pasadas elecciones el 20 de octubre y que se vino agudizando desde el pasado 10 de noviembre, luego que un informe de auditoría por la OEA[1] confirmaba grandes irregularidades en el proceso electoral. Ante un desborde ya incontrolable del descontento social, desde el Chapare cochabambino Evo Morales y Álvaro García Linera anunciaban públicamente su renuncia antes de abandonar el país hacia su autoexilio en México.
En estas horas en Chile,
Al sur del mundo, ha vuelto a sobrevolar la nefasta figura del dictador Augusto Pinochet. Cuando el trauma de la pasada y cruenta dictadura aún pervive en la población chilena, en un acto de total irresponsabilidad política el presidente de la República, Sebastián Piñera, ha retomado las palabras del dictador para decir al país que “estamos en guerra”. Esta declaración tiene como corolario al día de hoy: 2.138 detenidos -de los cuales 169 corresponde a niñas, niños y adolescentes-, 376 heridos y 5 muertos por agentes del Estado (entre más de una decena de muertos en circunstancias aún no aclaradas completamente). Continuar leyendo…
Partidos políticos y la otra institucionalización: la informalidad en el PAN, PRD, PRI y MORENA
Uno de los temas más fascinantes en el estudio de la política es la ocurrencia de fenómenos que escapan a las reglas escritas. Al respecto, en América Latina se cuenta con una abundante literatura dedicada al estudio de la informalidad o, como le nombraría Guillermo O’Donnell (1996), la otra institucionalidad.
El 23 de enero pasado, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela se juramentó como presidente encargado bajo la declaratoria de usurpación de la Presidencia de la República por parte de Nicolás Maduro y el restablecimiento del orden constitucional vía la aplicación de los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución. Un hecho que detona otro punto clave en la coyuntura política venezolana.